miércoles, 16 de junio de 2010

El mundial y la naturaleza artificial

grassmaster

Déjenme empezar contándoles que, por si no lo saben, Chile ganó hoy en su partido frente a Honduras del mundial de Sudáfrica. La primera vez en 60 años que la “roja” cosecha un triunfo en un mundial fuera de casa y definitivamente la primera vez que se lleva los 3 puntos porque antes el ganador se llevaba 2.

Fuera de la celebración, vale la pena mencionar que este es uno de los pocos partidos que se juega en un cesped parcialmente artificial y más importante aún, nunca antes se había usado un componente artificial en el prado de un mundial, aunque sí se usa abundantemente en la Premier League de Inglaterra y se ha usado en juegos olímpicos.

En particular, el estado Mbombela de Nelspruit en donde Chile hizo su partido de hoy versus Honduras, y el estadio Peter Mokaba en Polokwane, donde se jugarán los duelos México-Francia y Grecia-Argentina, usan la tecnología GrassMaster de la empresa Desso Sports System (brochure en PDF), un sistema que no es de vanguardia (existe hace 18 años) pero se ha ido refinando con el tiempo al punto que hoy se hace el proceso mejor y más rápido.

¿Qué es? Básicamente una máquina, similar a un peine móvil, recorre las canchas de pasto natural insertando 20 millones de fibras plásticas, las cuales quedan entretejidas con las raíces del césped. Lo que se obtiene a cambio es una cancha más homogénea, mejor nivelada, menos propensa a la aparición de “pelones”, pozas, baches y hoyos. El proceso completo demora 3 semanas y las fibras tienen una duración indefinida. El mundo ideal.

El mundo ideal… pero ¿De qué estamos hablando? De alguna manera el uso de Desso Grassmaster es una pequeña derrota para la naturaleza. El mejoramiento del aspecto del césped natural, ya sea en nombre de la preservación de la cancha, el garantizar que el juego se desarrolle en un campo óptimo o lo que sea, implica meterle mano a la naturaleza para hacerla más natural.

Parafraseando a Julieta cuando le habla a Romeo en la segunda escena del segundo acto: no importa qué nombre le pongamos a la rosa, la flor que ese nombre representa mantendría su perfume aunque le llamáramos de cualquier otra manera. El problema es que llega un punto en donde el perfume que creemos que debiera tener la rosa ya no es exactamente igual a las rosas reales. ¿Está mal la naturaleza o estamos mal nosotros?

Meterle fibras sintéticas a la cancha para hacerla perfecta es como ponerle una peluca al león del Zoo, porque como que le falta melena, no es como nos lo imaginábamos. El agua del mar en el caribe parece que no es tan exactamente color turquesa como se ve en los catálogos de la agencia de viajes, así que podríamos teñirla con un poco de óxido de cobre. Los tomates, de tanto manipularlos genéticamente para que fueran de larga vida, ya no tienen olor, así que cuando dominemos la nanotecnología podremos tener tomates premium con extra olor a tomate. ¿Qué más? Estando la tecnología, ya nada nos impide convertir la naturaleza en lo que a fuerza de photoshop creemos que debiera parecer la naturaleza. Ahora que lo pienso, eso es lo que estamos haciendo: photoshopear la naturaleza para que obedezca a los cánones de belleza o perfección de nuestro tiempo.

Cuando nos describen la cancha de fútbol, visualizamos el prado perfectamente verde, lustroso, un poco helado y con perlas de rocío al amanecer. La realidad es que incluso la mejor cancha del mundo tiene un pelón, tiene hormigas, tiene un hoyo en donde te puedes tropezar, tiene una poza de barro en donde te puedes pegar un patinazo y salir estilando. A lo mejor no es la cancha que teníamos en nuestra imaginación, pero es la cancha real. ¿No es eso más valioso?

A lo mejor el león no tiene la cabellera tan frondosa ni rubia como nos lo pintaron, a lo mejor el agua no es tan turquesa como sale en la foto. A lo mejor la naturaleza no es tan glamorosa como nos la han pintado o nos la imaginamos, pero ella, desprovista de vanidad, es como es, era así miles de millones de años antes de que camináramos por la tierra y seguirá siendo tal cual cuando nuestra raza se haya extinguido. Sería oportuno tenerlo en cuenta antes de ponernos a maquillarla de acuerdo a nuestros gustos provincianos y pasajeros.

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