miércoles, 14 de julio de 2010

Alimentación saludable: Cuando no alcanza para lo organico

verduras

(cc) eVidaSana.com

Habría que ser ciego o simplemente no querer ver para negarse a los beneficios que trae consigo el consumo de alimentos orgánicos. Esto, tanto en la salud de quienes lo hacen como en el cuidado medioambiental, ya que es sabido que la producción a menor escala y local –propia de los cultivos y granjas orgánicas- es mucho menos invasiva y dañina con su entorno.

Sin embargo, en todo el mundo y más aún en países como Chile, existe una complicación extra a la hora de conseguir alimentos orgánicos: su precio. Porque claro, poco a poco –al menos en Santiago- es cada día más fácil adquirir este tipo de productos. De hecho, en esta ciudad ya es posible contar al menos con tres ferias que se dedican exclusivamente a la comercialización de frutas, verduras y otros productos con esta certificación. Además, fundamentalmente en el sector oriente de Santiago, ya podemos contar con cerca de una docena de tiendas de productos alimenticios de este tipo. Pero, a pesar de todo esto, el precio de éstos sigue siendo un factor importante que los consumidores toman en cuenta a la hora de adquirirlos.

Se calcula que las frutas y verduras orgánicas tienen un valor de venta al público alrededor de un 20% mayor al de sus similares producidos de manera tradicional, por ende, con uso de pesticidas y otros elementos químicos. En el caso de productos más elaborados como jugos, mermeladas o quesos; la diferencia es algo mayor, pudiendo llegar a incluso a un 40% más, por sobre los productos tradicionales. Así las cosas, para familias de clase media o clanes muy numerosos, el alimentarse con productos orgánicos puede llegar a significar un importante incremento del presupuesto familiar de cada mes.

verduras

(cc) eVidaSana.com

¿Qué hacer entonces? Lo más sensato sería tratar de abastecerse con alimentos orgánicos sólo en la medida que se pueda. Por otra parte, también es recomendable ser muy cuidadoso a la hora de comprar alimentos en comercios que no estén certificados como orgánicos. En el caso de alimentos procesados, es aconsejable poner atención al etiquetado, para así ir privilegiando los que contienen menos químicos, aditivos y colorantes artificiales. En cuanto a las frutas y verduras que podemos encontrar en supermercados y ferias libres, es bueno saber cuáles -por sus características físicas o por sus métodos de producción- contienen una mayor cantidad de contaminantes químicos.

De esta manera, la ecuación lógica para nuestro consumo –al menos de frutas y verduras- debería apuntar a comprar en establecimientos certificados como orgánicos aquellos productos que en el comercio tradicional se encuentran con una mayor cantidad de pesticidas. Aunque –lamentablemente- en Chile no tenemos una certificación de este tipo, es posible encontrar en http://www.foodnews.org/fulllist.php una lista con cincuenta frutas y verduras, ordenados desde los con menor presencia de pesticidas –como cebollas y paltas- a los peor calificados, como el apio y los duraznos. Con esta lista podemos, al menos, hacernos una idea de qué cosas pueden contener las frutas y verduras que consumimos habitualmente.

¿Qué más podemos hacer? En la medida de nuestras capacidades de espacio, tiempo y estacionales; los cultivos propios de algunas verduras y frutas que usemos cotidianamente pueden ser una gran alternativa para –además de ahorrar dinero- alimentarse sanamente. No es mala idea considerarlo ahora que, en buena parte del país, en un par de meses ya estaremos en una época ideal para comenzar a trabajar en una huerta.

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